A veces, las personas seguimos malos hábitos alimentarios sin saberlo; bien por desconocimiento, falta de información o por seguir los consejos de terceros. Nuestro cuerpo es una máquina que debe ser cuidada para que funcione correctamente; por ello lo tenemos que mantener hidratado, ágil y sano, sobre todo si realizamos deporte. Pero muchas veces cometemos errores creyendo que así mejoramos nuestra salud, cuando en realidad la podemos debilitar. En este artículo queremos enseñarte algunos malos hábitos alimentarios que quizás cometas y cómo los puedes evitar.
Porque deporte y alimentación están estrechamente relacionados. Evitar excesos, consumir alimentos saludables y realizar actividades físicas nos ayudarán a mantener una buena condición física. Como bien te dijimos en este artículo, la dieta mediterránea es una gran aliada del Nordic Walking; sin embargo, mucha gente limita o quita alimentos de esta dieta erróneamente.
Identifica los errores de tu alimentación
Uno de los más comunes es el eliminar el pan de nuestras comidas cuando nos atrevemos a hacer más deporte. Los hidratos de carbono, como todo, no son buenos en exceso pero resultan necesarios en la dieta de un deportista. No pueden faltar ya que su alto índice glucémico resulta efectivo para recuperar los niveles de glucógeno tras el ejercicio. Las patatas también lo tienen, así que tampoco las excluyas por miedo a engordar.
Eliminar por completo todo tipo de grasas es también un error. Se debe bajar el consumo de grasas saturadas animales, porque si no ganaremos peso de forma descontrolada. Sin embargo, no debemos dejar de ingerir grasas insaturadas ni Omega3, presentes en el aceite de oliva y el pescado. Así reforzaremos nuestras membranas celulares, regularemos la presión arterial y nos recuperaremos antes del esfuerzo.
Desayunar poco por la creencia de que nuestro metabolismo gastará grasa o cenar mucho para tener energía al día siguiente, son afirmaciones falsas. Haciendo lo primero, conseguiremos tener un nivel energético bajo, así que nuestro cuerpo guardará esa grasa en lugar de quemarla. Cenando mucho, nuestro metabolismo se verá afectado por la falta de descanso; de esta forma acumularemos más depósito de grasa y ganaremos peso.
Por último, tampoco te pegues una mega comida cuando termines hacer deporte. Tras un esfuerzo exigente, consume carbohidratos y grasas sanas, sin olvidarte de las frutas y verduras.
Aprende a solucionar estos malos hábitos alimentarios
Además de incluir en nuestra comida los alimentos que incluye la dieta mediterránea, existen otros hábitos alimentarios saludables.
Por ejemplo, planifica tu carro de la compra. Es más fácil comer sano cuando compras alimentos frescos y nutritivos, olvidándote de aquellos que contienen grasas y azúcar. Recuerda que el deporte te ayuda a mantener tu condición física pero no significa que puedes comer cualquier cosa; el entrenamiento no te mantendrá delgado si solo te alimentas de comida basura. Es importante mantener el equilibrio entre los alimentos que deseas y aquellos que realmente necesitas; puedes darte algún capricho porque privarte de ello conllevará a un atracón, lo que será peor.
También es importante planificar tus comidas. Una jornada laboral intensa o realizar demasiadas actividades puede llevar a justificar una mala alimentación por la falta de tiempo. Elabora un menú con los alimentos comprados, teniendo en cuenta que realizas deporte y las raciones que necesitarás; las comidas deben ser equilibradas, conteniendo hidratos, proteínas y grasas. No te olvides de hacer 5 comidas diarias: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. De este modo consumirás todos los nutrientes necesarios para tener la energía suficiente en todo momento.
Como último consejo, mantente hidratado. Tener un nivel constante de hidratación en nuestra vida diaria es necesario; pero cuando realizamos deporte debemos estar hidratados antes, durante y después de la actividad. El Instituto de Investigación Agua y Salud recomienda ingerir unos 500ml. de agua 1 o 2 horas antes del ejercicio; la bebida debe de estar entre 10-15°C y consumirse a pequeños sorbos para que el cuerpo la asimile más fácilmente.
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