Que el ejercicio físico puede ser nuestro mejor aliado, no es nuevo. Porque existen diferentes estudios científicos en los que se enumeran los efectos positivos que el deporte aporta a nuestro cuerpo; aunque no todos se centran en lo físico, sino también en la actividad cerebral. Mejora de la depresión y la ansiedad, aumento de la capacidad cognitiva y la memoria episódica, etc. son algunos de los beneficios que puedes conseguir gracias a la influencia del deporte en tu cerebro.
Y para aprovecharte de ellos no necesitas pasar largas horas en el gimnasio o con un deporte de alta intensidad. Como señala Gretchen Reynolds, columnista sobre educación física en el New York Times, 20 minutos de actividad física son suficientes; eso sí, ha de ser realizada a conciencia aunque sin llegar a forzar. De este modo, la Marcha Nórdica se adapta perfectamente a lo que dice Reynolds en su libro “Los primeros 20 minutos”; ya que podrás ejercitarte durante más tiempo pero sin llevar a tu cuerpo al límite.
Los efectos del deporte en tu cerebro
Entre los beneficios que aporta el deporte a nuestro cerebro, destaca la potenciación de la neurogénesis; es decir, la producción de neuronas y la mejora en la supervivencia de las mismas. Además, disminuye la muerte de las neuronas (apoptosis) y ayuda a combatir la demencia y a fortalecer las relaciones neuronales. Por eso es tan aconsejable que las personas mayores realicen actividades físicas.
La memoria episódica también se ve afectada cuando hacemos deporte. Esta memoria es la que nos permite recordar experiencias y sucesos pasados de forma explícita y puede mejorarse con ejercicio. Y tal y como explican los investigadores del Georgia Institute of Technogoly, en solo dos días se ven los resultados.
Pero gracias al deporte también puedes reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad; ya que la actividad física libera B-endorfinas que actúan sobre el cerebro produciendo una sensación de bienestar y relajación. Estas B-endorfinas también funcionan como un “analgésico natural”, inhibiendo las fibras nerviosas que transmiten el dolor.
Además, los niños se pueden ver también beneficiados con el deporte y no solo físicamente. Los procesos cognitivos se fortalecen al realizar ejercicio; estando relacionados con la memoria de trabajo, la capacidad de atención, la concentración y la asimilación de nutrientes.
Las “neuras” deportivas
Pese a que deporte y cerebro están siempre conectados, a veces la relación se rompe. Ocurre a los deportistas que compiten tanto profesionalmente como para establecer retos personales, y es cuando llega la ansiedad. Estas “neuras” deportivas llegan sobre todo antes de la competición y nos hacen creer que estamos poco preparados para ella. De este modo, los nervios y la ansiedad se convierten en nuestros peores enemigos pero existen soluciones.
Respira profundo para relajar tu mente y cuerpo cuando te sientas tenso y entrena tu cabeza; es decir, cambia el “no puedo más” por el “yo puedo” y no pienses que la competición es una obligación. Establece metas realistas, ajusta tus expectativas a tu condición y recuerda que el deporte tiene que hacernos felices, no dominarnos.
Foto de portada: shutterstock.com