Es importante llevar una vida saludable en la que confluyan unos buenos hábitos con una alimentación correcta y hacer ejercicio. De este modo nos sentiremos bien con nuestro cuerpo y este lo agradecerá, funcionando como una máquina precisa. Sin embargo, realizar deporte sin calentar previamente o de forma incorrecta puede acarrear cargas y lesiones que nos lastren. Por ejemplo, aunque el Nordic Walking nos obliga a caminar erguidos, no ejecutar la técnica adecuada puede ser perjudicial; en ese momento deja de ser una actividad física completa y llena de beneficios a provocarnos sobrecargas o pequeñas lesiones. ¿Pero cómo actuar ante estos contratiempos? En este post te vamos a enseñar cómo, con terapias sencillas como la aplicación de frío o calor.
Calor contra las lesiones musculares prolongadas
La aplicación de calor sobre una zona resentida recibe el nombre de termoterapia y es realmente útil ante procesos traumatológicos. El agente térmico debe tener más de 36ºC de temperatura pero no debe superar los 60ºC, para evitar quemaduras; puede utilizarse la radiación infrarroja, las bolsas de semillas o gel, piedras o aplicaciones de parafina.
El calor nos aumentará el flujo sanguíneo y, como consecuencia, el aporte de oxígeno y drenaje linfático; también reducirá la tensión arterial, el dolor de las contracturas y la inflamación de dolores reumáticos subagudos y crónicos. Estos últimos se caracterizan por ser lesiones no recientes o prolongadas en el tiempo.
La termoterapia también es utilizada contra los espasmos musculares, la fibromialgia, los cólicos, los cuadros postraumáticos y las afecciones articulares. No se debe de aplicar durante períodos largos de tiempo para evitar quemaduras y está contraindicada para diferentes pacientes; por ejemplo, aquellas personas que sufren de cardiopatías, glaucomas, trastornos dérmicos activos o problemas renales, entre otros.
Frío contra los esguinces
Por otro lado existe la crioterapia o aplicación de frío sobre el organismo. No tiene a priori tantos beneficios como la termoterapia pero resulta muy útil contra las lesiones deportivas. El frío hará que tu flujo sanguíneo disminuya, haciendo que la llegada de sangre se reduzca a determinadas zonas; de esta forma, funcionará como un antiinflamatorio o analgésico y aumentará la tensión arterial. Se puede aplicar frío a través de geles, bolsas de hielo, baños de frío o aplicaciones de nitrógeno en spray.
Deberás aplicar frío si sufres esguinces, tendinitis o roturas musculares dentro de los tres primeros días de la lesión; también resulta recomendable ante contusiones, golpes de calor, migrañas o casos de fiebre. Pero no se debe mantener el agente térmico más de 20 minutos para evitar un regreso de la vasodilatación. Por otro lado, no es aconsejable para personas que sufren cardiopatías, alergia al frío o reumatismos óseos.
Sin embargo, la mejor manera de evitar lesiones cuando se practica la Marcha Nórdica es conocer la técnica adecuada. El método ALFA 247, enseñado por verdaderos instructores de Nordic Walking, será tu gran aliado; puedes conocer más sobre ello en esta entrada y ponerte en contacto con nosotros a través del siguiente formulario.
Foto de portada: sanidad.es